Hueco en el escudo contra la leptospirosis tras el ciclón María

Es clave proteger a la población canina

Por Sofía Victoria Bozzo
Especial para Reportero Digital Puerto Rico

Por falta de recursos económicos, en Puerto Rico no se está administrando ampliamente la vacuna más efectiva contra la leptospirosis en centros que atienden a miles de mascotas anualmente.

Una investigación de esta reportera encontró que el Centro de Control de Animales de Carolina es uno de los lugares donde al presente no se realiza esta inmunización.

El año pasado ese centro vacunó a más de 8,000 perros contra la leptospirosis. Sin embargo, no recibieron la vacuna L-4, que provee la protección máxima contra la enfermedad de potencial letal.

En el registro de vacunas administradas por el citado centro se documentan todos los caninos que recibieron una vacuna conocida como L-2, que protege contra dos cepas de Leptospira, la bacteria causante de la leptospirosis.

No obstante, en el mercado existe otra más potente, la L-4, que protege a los animales contra cuatro cepas de Leptospira. La L-4 es la vacuna que recomienda la Asociación Mundial Veterinaria de Animales Pequeños (WSAVA, por sus siglas en inglés) para todo perro. Así lo especifican de forma categóric en uno de sus documentos informativos sobre el control y prevención de esta enfermedad.

Una bandeja de la vacuna L-2, que contiene 25 unidades, cuesta $45.00 mientras que la misma bandeja de L-4 vale $74. Esto representa una diferencia de $29.00 por bandeja. El centro en Carolina adquiere al año aproximadamente 350 bandejas de L-2, lo que supone un gasto de $15,750. Si se utilizaran las L-4, la inversión del mismo sería de $25,900. Optar por comprar la L-2 representa un ahorro anual de más de $10,000.

El miedo al contagio de la población con leptospirosis luego del huracán María llevó al centro de Carolina a organizar una feria de vacunación para perros. En entrevista con Reportero Digital Puerto Rico, la veterinaria Sandra Suárez, encargada de inoculaciones y cirugías en este lugar, dijo que se llegaron a comprar las L-4 para el evento. No obstante, explicó que este nunca se llevó a cabo.

“Las vacunas L-4 se quedaron allí hasta este mes que decidimos usarlas porque se estaban perdiendo. Estas no se han vuelto a comprar,” informó la doctora, quien ya ha recomendado a la administración que se invierta en este producto, descrito como más efectivo contra la leptospirosis.

Suárez reconoció la necesidad de vacunar a los perros con la mejor vacuna disponible, pues no solo se protegen a los animales, sino también se previene el contagio de las personas con esta enfermedad que puede ser mortal. Sin embargo, recalcó que la decisión de no comprar la L-4 es administrativa y a causa de buscar un ahorro. “Nosotros tenemos, además de proteger a los animales, la función de proteger a la sociedad y prevenir la transmisión de enfermedades como la rabia y la leptospirosis. No inmunizar adecuadamente es muy riesgoso para nuestra Isla,” sostuvo la veterinaria.

Puerto Rico, por ser isla tropical, se categoriza según la WSAVA como zona de alto riesgo de leptospirosis. Detallan en un documento estadístico sobre la incidencia que un 50 por ciento de los casos de contagio en los Estados Unidos ocurren solo en Puerto Rico, lo que demuestra la importancia de combatir esta enfermedad.

Los dueños de mascotas llevan a vacunarlas contra la leptospirosis y creen que ya están completamente protegidas contra la enfermedad. No obstante, desconocen que su perro todavía puede contagiarse e incluso transmitir la bacteria por su orina a cualquier miembro de la familia. Así lo explicó la doctora, quien envía un mensaje de alerta a la población.

Debido al tiempo de esta investigación, la búsqueda se limitó a algunos centros en la zona metropolitana, pero sería conveniente investigar si la vacuna L-4 se utiliza ampliamente en todo el país en los centros de control de animales la vacunao si por economía mayormente solo está disponible la L-2.

Se abre paso la L-4

Sofía Victoria Bozzo
Especial para Reportero Digital Puerto Rico

En un recorrido por tres centros principales de control de animales en Puerto Rico, siete meses después del paso del huracán María por la isla, esta reportera constató que en la mayoría se utiliza la vacuna L-4 que es la más recomendada para combatir de forma potente la leptospirosis en mascotas.

La leptospirosis es una enfermedad causada por la bacteria leptospira, afecta a la fauna y es transmisible a los seres humanos, quienes la adquieren principalmente por el contacto directo con orina de animales infectados, comúnmente los roedores y otros domésticos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la bacteria tiene más de 200 variantes serológicas. Por tal razón, la vacuna L-4 se conforma en base de las cuatro cepas más comunes y patógenas que existen en la región a utilizarse.

En Puerto Rico se utiliza la vacuna L-4 que está hecha según investigaciones realizadas en Estados Unidos.

La Leptospira Canicola, Grippotyphosa, Icterohaemorrhagiae y Pomona bacterin son las cepas más comunes y patógenas en el continente norteamericano, según la página web de Nobivac, productor de la vacuna.

Sin embargo, por falta de estudios que brinden estadísticas sobre la leptospirosis particularmente en la isla, en Puerto Rico se desconoce cuáles son las cepas que más afectan a la población canina. Por lo tanto, no está plenamente probado que la vacuna L-4 sea la plenamente efectiva para el país y la epidemióloga Brenda Rivera García argumentó al respecto en su estudio del 2010.

Por tal razón, a pesar de los beneficios de las vacunas L-2 y L-4, en Puerto Rico han surgido casos en de mascotas vacunadas contra leptospirosis contagiadas con la bacteria, revelaron dos veterinarias que atienden canes en la zona metropolitana.

Haymée Parés, encargada de las vacunaciones en el Centro de Control de Animales de San Juan, destacó a Reportero Digital Puerto Rico que esto podría ocurrir por el mal cuidado de los medicamentos. “Si no los guardan en neveras o los dejan expirar no son efectivos,” explicó.

Sin embargo, la veterinaria que dirige el Centro de Control de Animales de Carolina, Sandra Suárez, sostuvo que no necesariamente esto ocurre porque las vacunas estén dañadas, sino por un desconocimiento general del tipo de leptospirosis en el país.

“En muchos casos vemos perros vacunados contra leptospirosis aquí en el centro que llegan contagiados. Nosotros los vacunamos aquí, así que sabemos que el medicamento estaba guardado en neveras y no estaba expirado,” destacó la veterinaria. “El problema es que desconocemos cuáles son los serovares de leptospira que están contagiando a los perros de la isla,” añadió.

En el Centro de Control de Animales de San Juan se vacunaron cerca de 5,000 caninos con la vacuna L-4 y en el Albergue de Animales en Guaynabo unos 15,000. Sin embargo, miembros de ambos centros confirmaron que reciben perros contagiados con la bacteria, a pesar de estar vacunados.

Aunque en el caso de Puerto Rico la vacuna L-4 no necesariamente representa la protección máxima, es una señal positiva que en muchos centros metropolitanos se esté utilizando, ya que es la medida de prevención que recomienda la Asociación Mundial Veterinaria de Animales Pequeños (WSAVA por sus siglas en inglés).

Pasa desapercibida la leptospirosis

Sofía Victoria Bozzo
Especial para Reportero Digital Puerto Rico

La incidencia de leptospirosis en Puerto Rico es alta. Los casos en la isla representan un 50 por ciento de los casos que ocurren en Estados Unidos, según un reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, según expertos, hay muchos casos que se confunden con dengue y no se reportan a las autoridades de salud pública. Esto fue lo que reveló en 2010 un estudio de la epidemióloga Brenda Rivera García.

La epidemióloga del estado, Carmen Deseda, dijo en una entrevista para CNN que en la isla se atienden de 63 a 95 casos de leptospirosis anualmente . No obstante, se sospecha que el contagio de la población es aún mayor.

El reporte de Rivera García informó que, a pesar de que los pacientes contagiados con leptospirosis demostraron síntomas severos, tcomo hemorragias pulmonares, lesiones en los riñones y shock séptico con múltiples daños en los órganos, en un tercio de estos nunca se diagnosticó correctamente la enfermedad. Además, más de la mitad de los casos que sí se diagnosticaron no se reportaron ni se registraron.

A través de una vigilancia más intensiva, el estudio identificó una tasa mayor de fatalidad y contagio de leptospirosis. Además, se observaron incidencias comparables en otras regiones del Caribe cuando se aplicó el mismo tipo de vigilancia mejorada.

Estos datos demuestran que la leptospirosis sigue siendo una enfermedad tropical desatendida en Puerto Rico. Estas son principalmente enfermedades infecciosas que proliferan en ambientes calurosos y húmedos de los climas tropicales. La OMS recomienda cinco intervenciones de salud pública para controlar este tipo de enfermedad. Entre ellas establece el mejoramiento de los diagnósticos, la innovación en el manejo de las enfermedades y la inclusión de la medicina veterinaria para ayudar a mantener la salud humana.

En una conferencia Rivera García explicó el concepto de salud pública. “Es el estudio de la salud de las poblaciones. La ciencia encargada de prevenir la enfermedad, la discapacidad, prolongar la vida, fomentar la salud física y mental, todo esto mediante esfuerzos organizados de la comunidad y entidades salubristas, para afrontar problemas de salud y mantener un nivel de vida adecuado. Finalizó con aclarar que, en palabras simples, la salud pública es calidad de vida.

La epidemióloga enfatizó en que dentro de las funciones esenciales de la salud pública está la investigación. Por tal razón, Rivera García insistió en la necesidad de realizar estudios en la isla que arrojen resultados que se traduzcan en beneficios de salud para todos.

Al tiempo de esta investigación, esta reportera se encontró con una escasez de estadísticas relacionadas a la leptospirosis en el Puerto Rico. Esta situación no contribuye a poder combatirla de forma efectiva.

Cerca de un millón de animales realengos en nuestras calles

Sofía Victoria Bozzo
Especial para Reportero Digital Puerto Rico

En Puerto Rico se estima que hay sobre un millón de perros y gatos realengos, por lo que existen campañas agresivas para promover su adopción y esterilización. Tener colonias de animales en las calles podría presentar un riesgo para la salud pública, destaca la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Fundación Por Los Animales es una de unas 100 entidades sin fines de lucro que trabaja por el bienestar de las poblaciones caninas y felinas en la isla. Se dedica a recaudar fondos y coordinar citas con veterinarios dispuestos a ofrecer descuentos para realizar esterilizaciones a las mascotas de personas que no tienen el presupuesto para hacerlo.

Su presidenta, Lorraine Ferrer Hopgood, sostuvo en entrevista con Reportero Digital Puerto Rico que para solucionar el gran problema de sobrepoblación de animales en Puerto Rico, hay que esterilizar por lo menos a tres millones. “No solo son los que están en las calles, sino también los que están en los hogares,” explicó.

En el país la suma de albergues, santuarios y centros de control es reducida y todos están llenos por encima de su capacidad. “Si caben 70 animales, hay 80. Todos están así y los animales en las calles siguen naciendo,” dijo Ferrer Hopgood. Luego del huracán María, la situación empeoró ya que muchas personas abandonaron a sus mascotas en las calles.

Por esta razón, la eutanasia es la solución principal en la mayoría de los municipios de la Isla. “En promedio, de 100 animales que llegan todos los días a los centros de control se eutanizan 95,” destacó la presidenta de la fundación. “La única forma de atacar esto de raíz es con la esterilización,” insistió.

El Humane Society de Estados Unidos, la organización principal defensora de los animales, planificó un proyecto de esterilización masiva para Puerto Rico. La campaña se dividirá en tres eventos en diferentes pueblos. La primera se llevará a cabo en junio de 2018 y cuenta con un presupuesto para esterilizar a 10,000 perros y gatos.

Este plan se ha intentado ejecutar en numerosas ocasiones según especificó Ferrer Hopgood, pero el Colegio de Médicos Veterinarios se oponía. “No fue hasta este año que la primera dama Beatriz Rosselló se interesó por trabajar por los animales de Puerto Rico y logró que ambas entidades llegaran a un acuerdo,” dijo la presidenta.

Ferrer Hopgood lleva años trabajando con esta problemática y asegura que el gobierno nunca ha querido tomar acción. “Prefieren utilizar el presupuesto asignado para los centros que atienden animales para la eutanasia y no para invertirlos en las propuestas que se les presentan. Por eso aplaudo a Beatriz Rosselló, dejando la política a un lado, porque es la primera vez que el gobierno auspicia un proyecto por los animales,” resaltó.

Para Ferrer Hopgood la situación de animales en Puerto Rico es muy lamentable y difícil de combatir. “Más que ignorancia, es falta de sensibilidad. Las personas entregan a sus mascotas en los centros como si fueran zapatos viejos,” reaccionó Ferrer Hopgood, quien ha visto por años este comportamiento en los puertorriqueños el cual no mejora. “También se les orienta sobre la importancia de la esterilización, se les trata de educar, pero no responden a lo que uno quisiera,” concluyó.

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